miércoles, 29 de marzo de 2017

Chakra Inferior Vitala: La Ira y el Resentimiento

Los chakras inferiores corren a lo largo de las piernas por debajo del chakra raíz Muladhara. Son vinculados a los instintos animales, y al inframundo Patala de la tradición hinduista, que afirma que el universo se divide en tres mundos: Svarga (reinos celestiales), Prithvi (tierra) y Patala (los reinos subterráneos). 

De las siete regiones o lokas que componen al subterráneo, la segunda Vitala, es gobernada por el dios Hara-Bhava (una forma de Shiva) que junto a sus asistentes (incluyendo fantasmas y gnomos) es el amo de las minas de oro. Aquí él goza de la unión sexual con su esposa Bhavani, diosa de poder y justicia. Sus líquidos sexuales fluyen hacia el río Hataki. Cuando el fuego se alimenta del viento y de este río, chisporrotea un tipo de oro llamado Hataka. Los residentes de este reino están adornados con el oro de esta fuente. Esta fuente de energía es el coraje, aquello que nos mueve a realizar actividades, pero que de albergarse sin dejarlo fluir, provoca resentimiento, lo que intoxica nuestros cuerpos con hormonas del estrés y finalmente, nos enferma. Vitala nos enseña que la energía llameante de la cólera puede ser efectivamente beneficiosa para alcanzar nuestros objetivos, pero que de no dejar ir la emoción, nos consumirá por dentro. El chakra Vitala ubicado en los muslos, regula la ira y el resentimiento. El atributo contrario para equilibrar este chakra es el perdón, es decir, cortar con el deseo de venganza, recordando que los primeros beneficiados de perdonar somos nosotros mismos. 
A través de la metáfora de los submundos, el hinduismo describe a los chakras inferiores, no como algo que debamos negar o repudiar, sino como parte de la naturaleza humana, y como aquello que una vez trascendido y canalizado, nos ayuda a acceder a los estados superiores de conciencia. Superar a la ira, nutre a nuestro chakra del plexo solar, Manipura, lo que nos otorga de combustible y voluntad para alcanzar nuestras metas. El enojo no es algo negativo, o algo qué cortar: Cuando hay ira, es una clara señal de que algo necesita ser resuelto. Si enfocamos esa energía a resolver, seremos rápidos y efectivos, pero si la canalizamos hacia quienes nos rodean, podríamos lastimarlos. Con posturas y respiraciones yóguicas, podemos dirigir nuestra fuerza vital de ira y obtener resultados positivos. Sólo aceptando nuestra oscuridad, somos capaces de trascender hacia la luz. 

En palabras del psicólogo Carl Jung: "Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca" y "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma".

martes, 21 de marzo de 2017

Chakra Inferior Atala: La Lujuria y el Miedo

Los chakras inferiores corren a lo largo de las piernas por debajo del chakra raíz Muladhara. Son vinculados a los instintos animales, y al inframundo Patala de la tradición hinduista, que afirma que el universo se divide en tres mundos: Svarga (reinos celestiales), Prithvi (tierra) y Patala (los reinos subterráneos). 

Patala se compone de siete regiones o lokas, y la primera y más superficial es Atala. El gobernante de esta región es el hijo del demonio Maya, Bala, quien con el poder místico de un bostezo creó a tres tipos de espíritus femeninos - Las Svairinis ("voluntariosas"), Kaminis ("lujuriosas"), y las Pumshcalis ("las que se entregan por completo"). Cuando un hombre entra en Atala, estas hadas le encantan y le sirven una bebida intoxicante de cannabis que le despierta su energía sexual, para posteriormente jugar con el viajero y consumir su energía, quien se siente más fuerte que diez mil elefantes, mientras desatiende su inevitable muerte a manos de estas diablesas. 



Esta historia parece tener su equivalente en la leyenda de las sirenas, que con su voz encantadora atraían hacia los peñascos a los marineros, donde finalmente perdían la vida. Se cuenta también que durante su meditación, el Buda fue tentado por las hijas del demonio Mara, el deseo, la satisfacción y el arrepentimiento (Taña, Arati y Raga). Estas historias representan lo fácil que es perder la voluntad cuando vamos detrás de la satisfacción inmediata de los sentidos y del placer, que finalmente termina por controlarnos. En palabras del maestro tibetano Tilopa: El problema no es el disfrute, el problema es el apego al disfrute.

El chakra Atala se encuentra en las caderas, donde se procesa la energía del miedo y la lujuria. El atributo contrario para equilibrar este chakra se rige por reconocer nuestro propio derecho a ser sexual, es decir, a manifestar nuestra capacidad y voluntad del disfrute de los sentidos de manera equilibrada, sin apegos ni expectativas; sin culpas ni temores. 

A través de la metáfora de los submundos, el hinduismo describe a los chakras inferiores, no como algo que debamos negar o repudiar, sino como parte de la naturaleza humana, y como aquello que una vez trascendido y canalizado, nos ayuda a acceder a los estados superiores de conciencia. Superar al miedo nos llena de confianza en nosotros mismos, lo que nutre al chakra Raíz Muladhara; mientras que trascender la lujuria nos abre al disfrute de la sexualidad como una herramienta de expresión de nuestro poder creativo y de afecto a la pareja, lo que nutre al chakra Sacro Svadhisthana. Sólo aceptando nuestra oscuridad, somos capaces de trascender hacia la luz. 

En palabras del psicólogo Carl Jung: "Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca" y "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma".

jueves, 16 de marzo de 2017

Chakras Inferiores Patala: Los bajos instintos y su trascendencia


Luego de los 7 chakras principales ubicados a lo largo de la columna vertebral, se describen otros 7 llamados "chakras inferiores" por debajo del chakra raíz Muladhara que corren a lo largo de las piernas, vinculados a los instintos animales, y al inframundo Patala de la tradición hinduista. Sus nombres son Atala, Vitala, Sutala, Talatala, Rasatala, Mahatala y Patala.

En la cosmología hindú, el universo se divide en los tres mundos: Svarga (regiones superiores), Prithvi (tierra) y Patala (los reinos subterráneos). Patala se compone de siete regiones o lokas, el séptimo y el más bajo de ellos también se llama Patala o Naga-loka, la región de los Nagas, seres sabios con forma humana-serpiente, de naturaleza ambigua, tanto benignos como maliciosos.


En el "Vishnu Purana" se cuenta la visita del sabio Narada a Patala, quien describe a las regiones subterráneas como más bellas que Svarga (los cielos). Patala se describe como lleno de joyas espléndidas, hermosos bosques y lagos y encantadoras doncellas demonio. La fragancia dulce está en el aire y se funde con la música dulce. La vida aquí es de placer, riqueza y lujo, sin angustia. El arquitecto demonio Maya ha construido palacios, templos, casas, patios y hoteles para extranjeros con joyas. No hay luz solar en los reinos inferiores, pero la oscuridad se disipa por el brillo de las joyas que usan los residentes de Patala, donde no hay vejez, ni sudor, ni enfermedad. Las siete Patalas, así como la tierra por encima de ellas, se apoyan en la cabeza del Naga Shesha de mil cabezas. Por debajo de las regiones de Patala se encuentra Naraka, el infierno hindú - el reino de la muerte donde los pecadores son castigados.
El cuerpo humano es comprendido como un microcosmos, en el que, al igual que el cuerpo del dios Vishnu, cuenta con regiones celestiales representadas con los chakras superiores de la garganta, el entrecejo y la coronilla, mientras que la tierra son los chakras del corazón, del plexo solar, del plexo sacral y del piso pélvico. Las bajas pasiones del miedo, la lujuria, ira, resentimiento, celos, confusión, egoísmo, inconsciencia y malicia conforman los chakras inferiores o Patala, a lo largo de las piernas. A través de la metáfora de los submundos, el hinduismo describe a los chakras inferiores, no como algo que debamos negar o repudiar, sino como parte de la naturaleza humana, y como aquello que una vez trascendido y controlado, nos ayuda a acceder a los estados superiores de conciencia. Sólo aceptando nuestra oscuridad, somos capaces de trascender hacia la luz.
En palabras del psicólogo Carl Jung: "Un hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca" y "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma".

jueves, 9 de marzo de 2017

Chakra Sahasrara: Yo comprendo

El chakra Sahasrara, o córtex cerebral, es la culminación de los 7 centros energéticos principales descritos en la Yoga. La existencia de esta nube de energía es el resultado de la concentración nerviosa y vascular en el cerebro.


Sahasrara viene del sánscrito que significa "Mil pétalos", y se vincula con la glándula pineal. Energéticamente, nos conecta con la experiencia espiritual, la percepción de la realidad última de la manifestación. Udana-vayu, la energía mental se manifiesta en los últimos tres chakras, Vishuddha, Ajna y Sahasrara. La pineal es también conocida como epífisis, y es una pequeña glándula endócrina, ubicada en el centro del cerebro entre los dos hemisferios, encargada de producir melatonina, la hormona del sueño. La pineal es considerada como un "ojo atrofiado", que a pesar de no utilizarse para ver, su sensibilidad a la luz le permite regular los ciclos del sueño. Se sigue estudiando su vinculación con la experiencia mística, ya que la pineal también produce DMT en pequeñas cantidades, una sustancia psicotrópica natural que participa en las experiencias espirituales, en los efectos visuales del sueño natural, e inclusive en las experiencias cercanas a la muerte.


Tanto el sueño como la experiencia espiritual son vitales para el desarrollo de la conciencia. En el sueño, la mente se reorganiza y estructura la memoria, mientras que la visión mística nos da una perspectiva más amplia y global de la vida. Sahasrara, o el loto de mil pétalos, abre nuestra percepción a lo infinito de la realidad, y nos conecta con nuestra naturaleza interdimensional, en la que existimos como un cuerpo, pero también como una conciencia de comprensión. Si al ser humano se le priva de la experiencia mística, su visión de la realidad se verá restringida a una perspectiva plana y sin sentido de trascendencia. La melatonina producida en la glándula pineal es una hormona que regenera los tejidos corporales, mientras que el DMT abre la mente a nuestra naturaleza energética-espiritual, y nos hace capaces de percibir que somos mucho más que un cuerpo de carne y hueso, tanto así que es llamada la molécula espiritual.  

Aprender a conectar con Sahasrara Chakra nos da la comprensión global de la vida, y nos permite sabernos parte de algo mucho mayor que nosotros mismos. A través de la meditación en la energía violeta del chakra espiritual Sahasrara y de ejercicios conscientes de la Yoga, liberamos los nudos energéticos que bloquean las funciones de la glándula epífisis.

Para esto es preciso alinear nuestra columna con la energía de gravedad de la tierra, así como la canalización de la energía hacia las glándulas superiores a través de posturas invertidas, con lo que la libido o energía vital latente conocida como Kundalini, sube a través del canal central sushumna, la médula espinal, y despierta progresivamente nuestra conciencia de regreso a la divinidad.

jueves, 2 de marzo de 2017

Chakra Ajna: Yo veo

El chakra Ajna, o plexo carótido, es el sexto de 7 centros energéticos principales descritos en la Yoga. La existencia de esta nube de energía es el resultado de la concentración nerviosa y vascular en el cerebro.


Ajna viene del sánscrito que significa "Centro de mando", y se vincula con la glándula hipófisis y el hipotálamo. Energéticamente, nos conecta con la energía del pensamiento visual, el "ojo mental", por tanto su elemento es la luz. Udana-vayu, la energía mental se manifiesta en los últimos tres chakras, Vishuddha, Ajna y Sahasrara. Del tamaño de una lenteja, la hipófisis es llamada la "glándula maestra", ya que está involucrada en la producción hormonal de las demás glándulas en el cuerpo. Mientras que la hipófisis se encarga de procesos tan diversos como la ovulación, lactancia, crecimiento y maduración de los huesos, el hipotálamo es el puente entre el sistema glandular y el sistema nervioso. Es desde el centro frontal donde ocurre la experiencia del pensamiento, la imaginación, el sexto sentido y la clarividencia. 



Esta zona del cuerpo nos permite la experiencia de la conciencia. La conciencia es el observador de la realidad y está vinculado con la capacidad para ver. La experiencia de la realidad viene a través de la dualidad subjetiva, yin yang, masculino-femenino, luz-oscuridad. Esta dualidad, representada por nuestros dos ojos, se conecta con los nervios ópticos, atraviesa el hueso esfenoides al centro del cráneo y se une detrás de este en el miasma óptico, el cual está en contacto con la hipófisis, la glándula maestra. Ajna Chakra es el centro energético de reconciliación de esa dualidad, el "tercer ojo" desde donde la experiencia de la realidad viene dictada a través de las descargas hormonales de la glándula hipófisis. Esto implica que, al recibir un estímulo del entorno, y reaccionar con apegos o con rechazos, el sistema nervioso manda una señal al sistema glandular, y éste a su vez genera una descarga hormonal en el cuerpo que interpretamos como una emoción.

Aprender a conectar con Ajna Chakra es reconciliar esta dualidad de placer y dolor, y poder ver "más allá de lo evidente". A través de la meditación en la energía azul índigo del chakra de la luz Ajna y realizar ejercicios conscientes de la Yoga nos ayuda a liberar los nudos energéticos del plexo carótido.

Para esto es preciso alinear nuestra columna con la energía de gravedad de la tierra, así como la liberación de tensión en la cabeza con ejercicios oculares o con la resonancia de un mantra, con lo que la libido o energía vital latente conocida como Kundalini, sube a través del canal central sushumna, la médula espinal, y despierta progresivamente nuestra conciencia de regreso a la divinidad.