El chakra Anahata, o plexo cardiaco, es el cuarto de 7 centros energéticos principales descritos en la Yoga. La existencia de esta nube de energía es el resultado de una concentración nerviosa y vascular en la zona del pecho.
Anahata viene del sánscrito que significa "Intacto, ileso, no dañado", y se vincula con el corazón, el timo y los pulmones. Es la zona vital, donde se manifiesta el Prana-vayu, la energía corporal de asimilación. El corazón se vincula con el esfuerzo por vivir, mientras los pulmones cargan a la sangre de oxígeno y prana, la fuerza vital. Finalmente, el timo forma parte del sistema linfático y es la glándula encargada de la maduración de glóbulos blancos, específicamente de los linfocitos T, células clave para la defensa del organismo.
Cuando experimentamos alguna emoción negativa, es a nivel de Manipura, el plexo solar, donde ocurren bloqueos, por lo que el corazón realiza un esfuerzo extra al bombear sangre a esta zona para que circule la energía. Es por ello que emociones como el miedo, la culpa, la ira o la euforia pueden desequilibrar el funcionamiento habitual del corazón, mientras que la alegría de vivir, así como la paz y serenidad, emociones vinculadas a los pulmones, regulan el estado de salud de este plexo. Por otra parte, la tristeza y los pensamientos negativos tienen efectos inmediatos en pulmones y en el timo, provocando que bajen las defensas del sistema inmune y tendamos a enfermar ante la presencia de patógenos. Conectar con el amor, la paz, el equilibrio y los pensamientos positivos ayuda a que la energía tenga paso libre en Anahata.
Para esto es preciso alinear nuestra columna con la energía de gravedad de la tierra, así como el reajuste en la apertura del pecho, con lo que la libido o energía vital latente conocida como Kundalini, sube a través del canal central sushumna, la médula espinal, y despierta progresivamente nuestra conciencia de regreso a la divinidad.
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