miércoles, 27 de enero de 2016

Y como buen Vata

Y COMO BUEN VATA…

…es muy probable que estos mini articulejos tengan principio, pero batalle en darles continuidad.

¿De qué habla este loco? De dejar de tener buenas ideas, para empezar a tener buenos proyectos, y en la explicación trataré de ser breve. Me llaman Carlos, Yogaterapeuta, y mi no diagnosticado trastorno de la personalidad: esquizotipia (un tipo apartado, casi ermitaño, que tiende a percibir su mundo a traves de un pensamiento mágico generalizado, siempre simbólico, lleno de metáforas y de interpretaciones, algo así como Jesús). Aplicando el eufemismo, eso me convierte en una persona imaginativa, inquieta y casi etérea, que tiene muchas buenas ideas, pero que siempre le es difícil aterrizarlas: literalmente, ando en las nubes.

Pero los tipos de personalidad no son algo nuevo, si bien es cierto que lo nuevo son los términos occidentalizados y simplistas que les otorgamos. Siempre existe en mí esa tendencia a buscar los orígenes de todo, inclusive de cierta teoría, y es esa una de las razones primordiales por las que tengo tanta afición por la Yoga y la cultura Hindi: Porque más atrás del pueblo indo-europeo, y los escritos de los Vedas, ya todo es prehistoria, y no sabemos de dónde vinieron, ni qué civilización los antecedía (¿Quizás la Atlántida?, o los alienígenas, dirán los aficionados a las teorías conspiracionistas, argumento peligroso, porque entonces ¿Quién antecede a los Pleyadianos y demás razas extraterrestres?) Ese paréntesis fue sumamente Vata (Y dale…).



A lo que voy es que la cultura Védica ya tenía estudios y teorías bastante panorámicas acerca de la psicología humana, en una visión por mucho más holística y completa, que no sólo se limitaba a los procesos cognitivos y de conducta del ser humano, sino a una integración mente cuerpo, lo que da como resultado los “temperamentos” de Hipócrates, y más atrás aún, los biotipos o “doshas” de la medicina de la India: El Ayurveda. Y es de la medicina aryuvédica de donde tomo prestada esta palabrilla, el Vata, que se complementa con otros dos principios metabólicos: El Pitta y el Kapha.

Vata (aire y espacio), Pitta (fuego) y Kapha (tierra y agua) son lo que occidentalmente podríamos conocer como Nervioso, Colérico y Flemático, o las menos conocidas constituciones físicas, Ectomorfo, Mesomorfo y Endomorfo.



Pero el Ayúrveda, siendo una de las teorías médicas más antiguas (y por tanto, de las que han tenido más tiempo para refinarse) va más alla de proporciones físicas, fluidos corporales o psicotipos: Dosha, literalmente significa “carencia”. Entonces, la Medicina Aryuvédica ve al individuo, no como un conjunto de virtudes, sino como un conjunto de deficiencias. No me sobra, por tanto, aire y espacio, sino que me hacen falta el fuego, la tierra y el agua en mi vida (elementos necesarios para hacer un jarrón de barro, es decir, mi cuerpo, y es esta la razón por la que Vata se disasocia tanto de su lado material, tiende a descuidar sus necesidades físicas, y va en pos de un mundo idealista, vaporoso y espiritual). Vata entonces, es muy delgado, mientras que Pitta resulta un tanto más corpulento, y Kapha tiene una tendencia a la gordura.

Toparme con tal teoría sólo me hace reconsiderar todas y cada una de mis experiencias que inevitablemente van a dar a un punto: Soy un estereotípico Vata. Etéreo, soñador, desapegado, huidizo de la realidad, sumamente delgado, de venas saltonas, inquieto, pensativo, introspectivo y ansioso, con una tendencia a quererme convertir, literalmente, en vapor o aire, a veces incluso, al grado de querer saltar por la ventana. De eso, justamente, tratará todo este blog: De los pasos a seguir de este aparentemente insalvable ser vaporoso para poder tocar tierra, meter raíz, y entonces solventar todas las carencias de mi naturaleza para poder llegar a un equilibrio, es decir, aprender a llegar a ese punto medio que tanto predicó el Maestro, Siddharta Gautama.



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